Promesa de Dios a los que cumplen su pacto
1El Señor ha dicho:
«Practiquen la justicia y ejecuten el derecho. Ya se acerca mi salvación; mi justicia pronto va a manifestarse.
2¡Dichosos los que observan fielmente el día de reposo y se mantienen firmes en su práctica de no profanarlo! ¡Dichosos los que refrenan su mano para no cometer ninguna maldad!
3»Que no diga el extranjero que me sigue: “El Señor me apartará totalmente de su pueblo”; ni diga tampoco el eunuco: “¡Miren! ¡Solo soy un árbol seco!”
4Porque yo, el Señor, digo a los eunucos que observen mis días de reposo, y opten por hacer lo que yo quiero, y se aferren a mi pacto.
5En mi casa, y dentro de los muros de mi ciudad, los haré más famosos que si hubieran tenido hijos e hijas; les daré un nombre perpetuo, que jamás será olvidado.
6A los hijos de los extranjeros que me sigan y me sirvan, y que amen mi nombre y sean mis siervos; y a todos los que observen el día de reposo y no lo profanen, y se aferren a mi pacto,
7yo los llevaré a mi santo monte, para que se alegren en mi casa de oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán bien recibidos sobre mi altar, porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.
8Todavía habré de reunir con ustedes a otros que estoy por reunir.
—Palabra de Dios el Señor, a los dispersos de Israel.
Contra los malos guías
9»Ustedes, bestias del campo, y ustedes fieras del bosque, ¡vengan y devoren!
10Todos los que vigilan a mi pueblo son ciegos e ignorantes; todos ellos son como perros mudos, que ni ladrar pueden: siempre somnolientos y echados, ¡les encanta dormir!
11Son como perros: ¡comilones e insaciables! Y quienes los guían no saben entender; todos ellos van por su propio camino, cada uno va por su lado, buscando su propio provecho.
12Los invitan a tomar vino y a emborracharse con sidra, mientras les aseguran que el día de mañana será mejor que el presente.